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El vocablo “natilla” hace referencia a un postre cremoso, de consistencia blanda y color claro (crema) a base de leche, harina de trigo, yemas de huevo, azúcar y esencias aromáticas como vainilla y limón, muy extendido en varios países europeos y latinoamericanos, propio de la gastronomía española y europea.
Los gastrónomos internacionales aseveran que la natilla se gestó en conventos españoles y franceses en los tiempos medievales. Los frailes, también conocedores del arte culinario, mezclaron la leche con harina de trigo y azúcar para dar como resultado un delicioso y nutritivo postre fácil de preparar y que llegó a las mesas de los nobles europeos.
A Colombia llegó primero a Antioquia, luego esta preparación se extendió al Eje Cafetero a través de la Colonización Antioqueña y, posteriormente, a otras regiones del país, ya con otras variantes y formas de prepararla. Es así que la natilla es de origen antioqueño en Colombia.
De este modo, la natilla se introdujo en Antioquia cuando en la época de La Colonia la trajeron de España -españoles andaluces- junto con otras costumbres culinarias; pero, en tierras antioqueñas tomó una consistencia más dura con el maíz, que sustituyó la harina de trigo en virtud de la tradición maicera de los paisas, se tornó más oscura y de color acaramelado con la panela, que remplazó el azúcar, y su sabor cambió con las rajas de canela y otros ingredientes variables y adicionales para enriquecerla, como el coco, la mantequilla, el queso campesino y el licor de anís.
Es por esta razón que la natilla es una preparación de la tradición de Antioquia en Colombia; no obstante, y como ya se sugirió en el párrafo anterior, a diferencia de la española, la natilla antioqueña es a base de maíz, leche y panela, además, el huevo, como ingrediente español, se perdió con el pasar de los años en nuestra propia y típica preparación.
Otra diferencia puntual, consiste en que el proceso para elaborar la natilla tradicional antioqueña es más dispendioso, pues extraer la harina del maíz implica no solo cocinarlo sino molerlo y cernirlo con agua o leche varias veces. Una, dos, tres, hasta cuatro veces si es menester.
Así mismo, la variante paisa se suele servir y comer como aperitivo en los días previos a la Navidad y fin de año, por lo que es también llamada en Antioquia “noche buena”, en alusión a la víspera del 25 de diciembre, fecha en la cual los católicos celebran el nacimiento del “Niño Jesús” o la “Natividad”, siendo este postre acompañado de otras exquisiteces como buñuelos, también de tradición antioqueña, y hojuelas.
Entonces, al ser la natilla un postre lácteo proveniente de la gastronomía española, se convirtió en Antioquia y el resto del país en “un plato de mesa exclusivo de la Navidad”, así lo afirmó el antropólogo egresado de la Universidad Javeriana y estudioso de las tradiciones colombianas, Joan Manuel Vera; es decir, la natilla antioqueña no es una preparación que se consuma con frecuencia en otras épocas del año, a diferencia de las costumbres españolas y europeas, debido a que “el imaginario urbano nuestro la situó desde los años sesenta como una tradición de la Navidad. Es por esto que muchas personas aseguran que la natilla solo sabe bien en diciembre” (Joan Manuel Vera). Sin embargo, es incierto el origen exacto de la tradición navideña de comer natilla.
Ahora: ¿Cuándo se sustituyeron por el maíz y la panela dos de los ingredientes básicos y tradicionales de la natilla española, esto es, la harina de trigo y el azúcar, para dar así la variante antioqueña?
Tampoco existen datos concretos al respecto, salvo que los antioqueños, de cultura y tradición maiceras, prefirieron la harina de maíz a la de trigo, pues por el cultivo en Antioquia de esta gramínea originaria de América y por su proceso de molienda, de herencia amerindia, era más fácil y económico de obtener. Esta harina se extraía de una masa de maíz cocido, el cual se molía en un rudimentario instrumento compuesto por una piedra y mano de moler.
En América este instrumento era conocido como “metate”. Su origen se remonta a Mesoamérica. En Antioquia simplemente se le llamaba “piedra y mano de moler”, diferente al pilón del mismo material. Fue usado por los antioqueños para moler el maíz hasta finales del siglo XIX, cuando comenzó a ser utilizada la máquina de moler.
En cuanto a la panela, se estima que el cultivo de la caña de azúcar llegó a Colombia a principios del siglo XVI, durante la época colonial española, y junto con ella llegaron los trapiches o moliendas para la producción de este importante alimento.